Carlos Alcaraz inicia su era con un título en Miami
El 17 de abril de 2005, Rafa Nadal triunfó en Montecarlo. Fue la confirmación del inicio de una época que aún perdura. Este domingo, 3 del mismo mes pero 16 años y 11 meses y medio después, Carlos Alcaraz venció en Miami, un torneo de la misma categoría, e inició su propia era. El balear ganó por aquel entonces con 18 años su cuarto título, este es el tercero del murciano con la misma edad, el cuarto si se cuentan las NextGen ATP Finals. Es inevitable recurrir a este paralelismo con 6.195 días de diferencia, porque las sensaciones son parecidas. Alcaraz, justo de fuerzas, pudo Casper Ruud (7-5 y 6-4 en 1h52) por categoría, inteligencia y clase.
Charly se coronó en una plaza maldita para el tenis masculino español (en el cuadro femenino, la gran Arantxa Sánchez Vicario se llevó el trofeo dos veces), donde ni siquiera Nadal ha sido capaz de inscribir su nombre en el palmarés pese a jugar cinco finales. También lo intentaron Bruguera. Moyá y Ferrer. Dato que engrandece la gesta del prodigio de El Palmar, que es el tercer jugador más joven que logra apuntarse un Masters 1.000, tras Chang y Nadal (ver tabla). Es el más precoz que saborea el éxito en Miami, por delante de Djokovic, que tenía 19 años cuando lo consiguió en 2007. Alcaraz tenía tres y seguramente aún no había visto un partido de tenis.
«Voy a jugar esta final como si fuera la primera ronda», había dicho Carlos tras vencer al anterior campeón, Hurkacz, en semifinales. Y la disputó para ganarla. De hecho, aún no ha perdido ninguna. Y eso que no comenzó bien el partido para él. Entre otras cosas porque Ruud respondió muy bien a sus frecuentes dejadas, por intuición y piernas. No obstante, el chaval no se va nunca de los partidos, ni en juegos en los que pierde por 40-0. En una situación así tuvo su primera bola de quiebre y se dio cuenta de que podía voltear el marcador. Pensar y callar, le señalaba con gestos su entrenador, Ferrero, desde la grada. Con algo de saque y volea aseguró sus servicios y restó más atrás los segundos de su rival. De esa manera, el resultado pasó de un 4-1 para Casper al 7-5 con el que Carlos se adelantó.
Nervios y soluciones
Con los nervios controlados y su lectura innata de los partidos, Alcaraz rompió el saque de Ruud de salida en el segundo set y volvió a hacerlo en la siguiente ocasión. Luego encajó un break que quizá no esperaba y se le complicó el cierre ante un oponente que, viéndose derrotado, se soltó. Jugaba su décima final (acumula siete títulos) y era el número 8 del mundo (hoy será el 7). Sin embargo, como rezaba la pancarta de una aficionada en referencia a la mítica prisión de Alcatraz, ‘Es imposible escapar de Alcaraz’. El campeón resolvió a lo grande: juego en blanco culminado con una volea corta. Así ganó por séptima vez a un top-10, con el público del Hard Rock a sus pies, saludando el comienzo de otra época. La era de Alcaraz.